Las dos partidas de bautismo

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Continúa el cervantista Francisco Saludador Merino su estudio sobre la Verdadera Cuna de Cervantes con un análisis de las dos partidas de bautismo del insigne escritor, la de Miguel de Cervantes Saavedra (Alcázar de San Juan) y la de Miguel de Cervantes Cortinas (Alcalá de Henares).

 

cunadecervantes

Noria

Cuadernos de Temas Alcazareños
Enero 1965 – diciembre 1966. Año IV -N: 4

 

«Sabido es que la primera biografía de Cervantes la hizo don Gregorio Mayáns y Siscar en el año 1737.

Lord Carteret, célebre hispanista inglés, admirador de Cervantes, que sostenía correspondencia con Mayáns, influyó en su ánimo y le instó para que escribiese su vida. Mayáns suponía que Cervantes había nacido en Madrid.

Don Blas Nasarre murió en 1751 y creemos firmemente que alrededor de 1740 fue cuando hizo sus averiguaciones en Alcázar, por estimar que esta villa de La Mancha era la patria de Cervantes, bien por conocer la tradición que Fray Alonso Cano defendía, bien por ser conocedor de otra causa o motivo que hasta nosotros no ha llegado y que no dejaría de ser de suma verosimilitud, tenido en cuenta que los viajes en el siglo XVIII no eran cómodos y suponían un gran sacrificio para el viajero, además de entrañar una aventura que no todos estaban dispuestos a correr, y menos aún cuando, como en este caso, podía ser baladí, si sus pronósticos no hubiesen estado fundamentados.

Hasta dos años después de fallecer Nasarre no se sabía nada en absoluto del Cervantes de Alcalá. La primera pista la dio el benedictino Fray Martín Sarmiento, que leyó en la obra «Topographia e Historia general de Argel», del Padre Fray Diego de Haedo -impresa en Valladolid en 1612- el pasaje que éste dedica a un Miguel de Cervantes, Caballero principal de Alcalá, inserto en el folio 184, diálogo segundo de los Mártyres.

Este descubrimiento sirvió de indicio a don Agustín Montiano y Luyando para hallar la partida de nacimiento de Alcalá en el año 1753, hecho que consignó en su «Discurso segundo sobre las tragedias españolas», publicado en Madrid en el mismo referido año.

Vemos, por tanto, que cuando don Blas Nasarre apostilló de su puño y letra la partida de nacimiento de Miguel de Cervantes Saavedra o Saabedra, que para caso es lo mismo, no fue para establecer una pugna o polémica con Alcalá, fue porque, separadamente de la partida que descubrió, tendría otros motivos que a ello le impulsaran, como le aconteció a don Agustín Montiano con la de Alcalá, unos quince años después, ya fallecido don Blas Nasarre.

Una cosa es propugnar y tratar de que nuestra verdad se imponga por la correlación de los hechos, y otra inventar infundios, menospreciando la valía de las personas que intervinieron en los mismos, tratándolos de ineptos y falsificadores encubiertos, cuando no desprestigiándolos como anticervantistas, afirmando además que un documento es apócrifo o falso sin ponernos delante un paleógrafo de garantía que lo certifique. Precisamente eso fue don Blas Nasarre, un paleógrafo insigne del siglo XVIII, el cual tenía méritos suficientes para saber pasar por alto los errores de los amanuenses y clérigos de aquellos tiempos con su ortografía confusa y arbitraria y confirmar que Saabedra o Saavedra querían decir lo mismo.

Creer y estimar que a don Blas Nasarre se le pudo engañar, haciendo una interpolación o falsificación de una simple partida de nacimiento y que lo que descubrió y apostilló era un documento apócrifo, no sólo es absurdo, sino ridículo.

En cambio, no podemos decir lo mismo del apellido que aparece en la partida de Alcalá, y en cuanto a las interpretaciones de que su Cervantes sea Carbantes o Carabantes, si se admite o no la raspadura de la A que Menéndez Pelayo señaló, nada tenemos nosotros que añadir; que el padre del Cervantes de Alcalá usó el apellido Carvantes es notorio. Así aparece en la partida de rescate, como asimismo el de su hermana.

Muchísimo más importante es la carencia absoluta, del sobrenombre Saavedra en toda la rama masculina de sus antepasados. En los documentos descubiertos por Narciso Alonso Cortés, procedentes de la Chancillería de Valladolid, no aparece, ni por asomo, el Saavedra; además es completamente perceptible que el apellido o sobrenombre Saavedra, que usó siempre el autor del Quijote, se compone en un solo apellido único, del padre, y bien patente y significativo es el no llevar la preposición de, como procedería llevarla, si fuera de su madre, o adoptado de algún pariente, que de no haber sido así, dada la Hidalguía y Nobleza de los cervantes alcalaínos, no hubiera dejado de poner, ya que el hecho de sustituir un Saavedra por un Cortinas no le impedía poner el aditamento de la preposición de, que siempre daría más prosopopeya y enjundia al apellido.

Esta anomalía tan evidente la obviaron los cervantistas alcalaínos diciendo que en aquellos tiempos era frecuente mudar y cambiar apellidos; error supino. Como muchas de las habilidades casuísticas, sin base genérica, a que echaron mano para salirse con la suya; pero todos sabemos que, a partir del año de 1547, esto se había prohibido, regularizándose los registros parroquiales en evitación de los mil desaguisados que el cambio de la verdadera personalidad suponía, quedando reducido su uso a aquellos individuos de mala nota que, como ahora, temen la persecución de la Ley. Prueba de ello es el ardid a que recurrieron los alcalaínos para destruir el descubrimiento que hizo el señor Rodríguez Jurado del Cervantes de Córdoba, donde aparece firmando un documento como testigo y diciendo que es natural de Córdoba. Interpretando que ser natural quería significar que sus antepasados eran oriundos de Córdoba.»

En el año 1966 se editó el número 4 y último, según nuestros informes, de los Cuadernos de Temas Alcazareños NORIA. Su director fue D. Manuel Rubio Herguido, incansable investigador y estudioso de la Historia, las Costumbres y las Tradiciones de nuestro pueblo.

Resulta sorprendente, analizando el contenido de estos cuadernos que inician su andadura en 1962, cómo es posible que no se dé respuesta a los documentados datos y argumentos expuestos. He aquí un detalle:

«En cambio, no podemos decir lo mismo del apellido que aparece en la partida de Alcalá, y en cuanto a las interpretaciones de que su Cervantes sea Carbantes o Carabantes, si se admite o no la raspadura de la A que Menéndez Pelayo señaló, nada tenemos nosotros que añadir; que el padre del Cervantes de Alcalá usó el apellido Carvantes es notorio. Así aparece en la partida de rescate, como asimismo el de su hermana.»

La historia de los estudios cervantinos está llena de «detalles», que curiosamente ya fueron expuestos en innumerables trabajos por pacientes y abnegados investigadores, auténticos Quijotes que no les importó enfrentarse a molinos o gigantes, que no tuvieron respuesta.

También debería ser digno de tener en cuenta, la notación realizada al margen de la partida de baustimo, por D. Blas Antonio Nasarre y Férriz, Paleógrafo y Bibliotecario Real, auténtica autoridad de la época y que viajó expresamente a Alcázar, cuando aún no se tenía conocimiento de la partida de Alcalá de Henares.

Queremos contribuir a sacar a la luz y dar a conocer, los datos, conclusiones y tesis a las que llegaron personas estudiosas que dedicaron desinteresadamente gran parte de su vida. Estamos convencidos que su obra está mas vigente que nunca, a la vez que es una base de lanzamiento donde las nuevas generaciones que quieran tomar el testigo puedan apoyarse.

3 Comentarios en “Las dos partidas de bautismo

  1. Santiago Garcia Garcia dice:

    Frase textual extraída de la Wikipedia: «Desde el siglo XVIII está admitido que el lugar de nacimiento de Miguel de Cervantes fue Alcalá de Henares».
    Posteriormente, a mediados del s. XX ya lo definitivamente claro el historiador D. Luis Astrana Marín.

  2. ramon dice:

    En el facsímil de la partida bautismal de Alcala de Henares comienza: «En domingo,nueve días del mes de octubre,etc…»
    En la partida bautismal de Alcázar de San Juan, comienza:
    «En nuebe días del mes del mes de noviembre,etc..»

    Es mas que evidente que cualquier libro- registro bautismal o cualquier otro de naturaleza cronológica, comenzaría indicando el día del mes y no el día de la semana.

  3. ramon dice:

    Se aprecia con toda la lógica de entonces, que esta escrito con «b» el numero 9.
    En la configuración del sistema ortográfico del español, uno de los criterios que ha operado hasta bien entrado el siglo XVIII es el etimológico. De acuerdo con él, se debe respetar en alguna medida «la forma gráfica de su étimo, es decir, del término del cual derivan.

    De este modo, en la mayoría de las palabras, procedan del latín o de otras lenguas, se mantienen la «b» o la «v» etimológicas.

Comentarios cerrados.