En abril de 1967, se publicaba el Fascículo XIX de la obra de D. Rafael Mazuecos «Hombres Lugares y Cosas de La Mancha» Apuntes para un estudio mádico-topográfico de la Comarca
A solo escasos tres meses de publicar el anterior fascículo, donde en portada venía el dibujo que Elvira Samper hiciera de la casa de Cervantes y señalara el Sr. Mazuecos que ya se había derribado, le llegó una fotografía que quiso inmortalizar, lamentando eso sí como en otros fascículos ha hecho, el poco o ningún cuidado que se ha tenido en Alcázar con gran parte de nuestro patrimonio urbanístico.
CARA Y CRUZ
En la portada del libro anterior se publicó el dibujo de Elvira Samper, representando «la casa donde nació Cervantes», cerrada ya, deshabitada y a punto de undirse en la mayor soledad, pero no faltó la curiosidad de alguien, -la anonima e insospechada e inutil curiosidad-, que recogiera en una fotografía el momento preciso en el que los picos y azadones completaban la acción del tiempo y del descuido.
Emilio Paniagua, reserva caudalosa y desinteresada de efemérides alcazareñas, tiene una de esas fotografías y la ha prestado generosamente para que se perpetúe en esta obra, tan singular recuerdo.
Y ahí queda en beneficio de las generaciones venideras.
La casa tiene para mí otra significación y otros recuerdos, anteriores al centenario de 1905, por ser una de las que iba con mi padre a los zurras domingueros.
Su dueño, Juan de Mata el Parrarro, -Juan de Mata Marcos de León-, alto seco y huesudo, abuelo materno de los Galgos, que la heredaron después, por haberse casado su hija, única, con uno del tío Diego, tenía en ella su vivienda y la zapatería, que era uno de los foquillos primitivoas de la ilustración de la Villa.
Ni las glorias cervantinas ni los pujos idealistas de después, le sirvieron para maldita la cosa y se desplomó, como todo lo viejo caduco, silenciosamente y sin despertar ningún dolor en su contorno.
Mucho antes había desaparecido el obelisco que se construyó en medio de la Placeta, cuando se puso la lápida en la casa y nadie lo recuerda. De que existió la casa ¿quién podrá acordarse ni quién lo piensa ya?.
Posteriormente, con fecha diciembre de 1971 se editaba el Fascículo XXXIV, donde el Sr. Mazuecos publicó una foto con la imagen legible, de la placa que había existido en la fachada encima de la puerta de la Casa de Cervantes, con el siguiente comentario:
La casa de Cervantes aparece hoy por cuarta vez en esta obra, cada reprodución con una fisonomía distinta y en la de hoy, con la calidad de que se vea claramente la lápida que había sobre la puerta de la calle y debajo de la ventana de cuarterones que tenía la cámara.
las andanzas de la lápida se podrían ilustrar con una anécdota muy regocijante, reveladora de nuestro modo de ser y cuando la vea Enrique Manzaneque no dejará de evocar el recuerdo del amigo Eulogio Quintanilla y meditar en como se escribe la historia.